NOTA HONORARIA

Poesia del libro " Breviario de Emociones" Rosalía de Segura ( Rosalía D ' Chumacero




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PENSAMIENTOS "La pasión es el fuego donde se consume el amor; el amor no alcanzado, el fuego que aviva la pasión." "A mi alma es el escribir... faro de radiante luz , que alumbra desde lo alto y me señala la ruta que a mi destino he de dar... " " Breviario de Emociones" San José , Costa rica 1949.

miércoles, 16 de junio de 2010

ROSALIA DE CHUMACERO.Y AMALIA MILLAN


Amalia Millán Maldonado

Folclorista, actriz, cantante, música y política


Del  libro  de Rosalìa D'CHumacero "Perfil y pensamiento de la mujer mexicana" tomo 2.
sobre la biografìa de AMALIA MILLAN.

Fue hija querida de una familia tocada por el talento y la disciplina educativa. Sus hermanos Ignacio, Alfonso y Teresa, fueron un oncólogo de gran prestigio internacional, amigo y médico de cabecera del muralista Diego Rivera, afectado por el cáncer; un siquiatra fundador de la siquiatría forense en Paris y una artista plástica consumada, respectivamente.

Amalia ha sido reconocida por el mundo como la folclorista más completa de México que hizo estudios y compiló información valiosa sobre la poesía, cantos, danzas, música, costumbres, ritos y leyendas de los pueblos indígenas de América, con la particularidad que ejecutaba con destreza todos los instrumentos musicales de las etnias del continente, con énfasis especial en la guitarra que su hermano Nacho también tocaba magistralmente en las tertulias de Diego y Frida. En reciprocidad a una amistad para siempre y por haberlo convencido para que viajara a Rusia a tratarse de un cáncer incipiente, el muralista le dedicó al doctor sanignacense el mural del Hospital de La Raza en la ciudad de México.

Nació el 7 de mayo de 1902 en el poblado de San Ignacio Sinaloa, hija del profesor Hilario Millán, originario de Ixpalino, y de la señora Teresa Maldonado, natural de San Ignacio, según consta en el acta 42 del libro 4341 de la Secretaría de Gobierno.

Cursó su educación primaria, secundaria y bachillerato en la ciudad de Culiacán. En 1944 obtuvo diploma universitario como profesora de folklore, siendo la primera mujer mexicana en obtener en 1944 el título de la entonces Universidad Nacional.

Definitivo encuentro accidental
Siete años antes, en 1937, siendo una joven llena de ilusiones y amor al arte, ingresó a la entonces llamada Facultad de Música, hoy conocida como Escuela Nacional de Música, donde accidentalmente conoció al maestro Manuel M. Ponce de quien recibió grandes enseñanzas sobre música, poesía y folklore mexicano.

La escritora Rosalía D’ Chumacero relata el acontecimiento: “En cierta ocasión necesitaba a toda prisa encontrar al maestro Mischaca para resolver cierto problema de solfeo, cuando en su busca entró equivocadamente a la clase que decidió su destino. Un maestro de cabeza blanca hablaba de poesía y danzas antiguas, temas que la apasionaron, quedándose parada en la puerta para escucharlo. Él la invitó a pasar…” Se trataba del maestro Manuel M. Ponce, célebre autor de “Estrellita” y a quien años más tarde sustituiría periódicamente en el aula, con la única condición de que la paga íntegra siguiera siendo para el maestro.

Auspiciada por Ponce siguió estudios de canto y piano y muy pronto se presentó en la Unión Femenina Iberoamericana, interpretando canciones indígenas de los yaquis, acompañada del típico tamborcito de la tribu. Esto la puso en el camino de la interpretación folklórica, iniciando así una carrera que en su género nadie ha superado y con la que ha dado sentida interpretación a la canción indígena de México dentro y fuera del país.

Participó en películas cantando canciones otomíes. Fundó en la Universidad del Sur de California la cátedra de folklore. Publicó un libro de canciones indígenas mexicanas traducidas al inglés, con lo cual coronó sus actividades académicas en Norteamérica.

En 1945 fue invitada a asistir a la Conferencia de La Paz en San Francisco, California, donde interpretó canciones otomíes. Esta presentación le abrió las puertas de la Universidad del Sur de California que la invitó a hacerse cargo de la cátedra de folklore que fundaron especialmente para ella, la que impartió a maestros especial que a su vez instruían tanto a alumnos mexicanos como a estadounidenses. Entre sus propios alumnos estuvo el profesor y compositor Laphtchan, quien inspirado en la clase compuso una ópera sobre una leyenda indígena que la sinaloense le contó.

Antes de regresar a la patria, publicó un libro de canciones indígenas mexicanas traducidas al inglés, con lo que corona su estancia en Estados Unidos y decide regresar a México en 1954 a continuar con sus investigaciones y enseñanza de las culturas prehispánicas que difunde a través de la prensa, libros, conferencias y presentaciones personales.

Su gran carisma y trabajo la llevaron a desempeñar una labor sorprendente: la minería. A la muerte de su hermano mayor Hilario, se vio en la necesidad de hacerse cargo del negocio familiar en las minas. Lo hizo con disciplina y organización, lo que le ganó el respeto de los mineros de la región de “La Silla”, nombre de la mina, y de los pueblos y caseríos circunvecinos que le piden haga gestiones para construir un camino que los comunique. “Ya no es la dulce muchacha de sentidas interpretaciones indígenas en los lenguajes nativos –relata D’ Chumacero-; ahora es la valerosa minera de pistola al cinto (que ingenuamente confesó que siempre estuvo descargada), quien vigila a sus trabajadores, da órdenes, pelea con la Secretaría de Economías que quiso expropiarla, y a la cual le ganó…”

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